¿Quién es el dueño impugnable de los fracasos cotidianos en el mundo del mercadeo?
Diez años después de iniciar un nuevo siglo la educación superior aun no cambia su naturaleza, las grandes diferencias son producto principalmente de la evolución en la comunicación que ha permitido ver “la realidad de los éxitos de mercadeo” o al menos la versión de los ganadores en millones de sitios en la web o revistas especializadas.
Es el mercadeo una de las áreas que ganaron en conocimiento por dar un tiquete de entrada a los observadores y analistas a una localidad platino, para ser espectadores de las sangrientas y despiadadas luchas de las marcas por ganar espacio y lo mas critico, por sobrevivir.
Los triunfos nos han permitido ganar experiencia de las marcas que han convertido problemas, necesidades, debilidades u oportunidad en verdaderas estrategias deslumbrantes a los ojos de la competencia encarnadas en casos dignos de ser publicados. Las acciones positivas han sido recompensadas con reconocimientos mediáticos, premios, placas, trofeos, sin hablar del cumplimiento de los objetivos corporativos que hacen que el sonido de la registradora sean el segundero del reloj que mide el tiempo de vida de los titanes del mercado.
Pero quien pensaría que en ocasiones es más ilustrativo iniciar las historias en las “duras” y no en las “maduras”. Por ética y trasparencia las empresas deberían aprender a “aprender de la verdad” y con eso me refiero a que es posible renovar el sistema educativo de los próximos estrategas con el conocimiento fresco de la industria y los mejores casos nacionales. Un banco de casos de mercadeo permitiría en Colombia, acortar la brecha entre la academia y la vida real que por generaciones a dilatado la curva de aprendizaje de los nuevos profesionales, así fundamentar un sistema educativo en la exitosa mezcla entre lo que sale bien y lo que no y crear una nueva estirpe de estrategas en mercadeo nacional.
Ahora solo falta ver que institución va a apostar a la casuística colombiana en mercadeo y va dejar atrás la escuela clásica de la teoría sin fin y mientras esperar que las buenas empresas sigan mostrando solo lo que sale bien o lo que según ellas, la competencia no podrá utilizar para igualar la partida, pues hablando enserio es hora de entender que las buenas prácticas son cosas de solo un round y no de todo el ciclo de vida de un producto, ya que el monitoreo del mercado, la investigación y el desarrollo son ojos abiertos que nunca duermen.
Diez años después de iniciar un nuevo siglo la educación superior aun no cambia su naturaleza, las grandes diferencias son producto principalmente de la evolución en la comunicación que ha permitido ver “la realidad de los éxitos de mercadeo” o al menos la versión de los ganadores en millones de sitios en la web o revistas especializadas.
Es el mercadeo una de las áreas que ganaron en conocimiento por dar un tiquete de entrada a los observadores y analistas a una localidad platino, para ser espectadores de las sangrientas y despiadadas luchas de las marcas por ganar espacio y lo mas critico, por sobrevivir.
Los triunfos nos han permitido ganar experiencia de las marcas que han convertido problemas, necesidades, debilidades u oportunidad en verdaderas estrategias deslumbrantes a los ojos de la competencia encarnadas en casos dignos de ser publicados. Las acciones positivas han sido recompensadas con reconocimientos mediáticos, premios, placas, trofeos, sin hablar del cumplimiento de los objetivos corporativos que hacen que el sonido de la registradora sean el segundero del reloj que mide el tiempo de vida de los titanes del mercado.
Pero quien pensaría que en ocasiones es más ilustrativo iniciar las historias en las “duras” y no en las “maduras”. Por ética y trasparencia las empresas deberían aprender a “aprender de la verdad” y con eso me refiero a que es posible renovar el sistema educativo de los próximos estrategas con el conocimiento fresco de la industria y los mejores casos nacionales. Un banco de casos de mercadeo permitiría en Colombia, acortar la brecha entre la academia y la vida real que por generaciones a dilatado la curva de aprendizaje de los nuevos profesionales, así fundamentar un sistema educativo en la exitosa mezcla entre lo que sale bien y lo que no y crear una nueva estirpe de estrategas en mercadeo nacional.
Ahora solo falta ver que institución va a apostar a la casuística colombiana en mercadeo y va dejar atrás la escuela clásica de la teoría sin fin y mientras esperar que las buenas empresas sigan mostrando solo lo que sale bien o lo que según ellas, la competencia no podrá utilizar para igualar la partida, pues hablando enserio es hora de entender que las buenas prácticas son cosas de solo un round y no de todo el ciclo de vida de un producto, ya que el monitoreo del mercado, la investigación y el desarrollo son ojos abiertos que nunca duermen.
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